
Si cierras los ojos y te imaginas en plena Naturaleza percibiendo los sonidos…, los colores…, los olores…, la caricia de la brisa en tu rostro… llevas la atención a los orificios de tu nariz y percibes la entrada y salida del aire, sutil y larga…como si inhalaras el aroma de una flor…y percibes la temperatura de ese aire…y te dejas mecer por el momento… sentirás por qué para los yoguis la respiración es “el beso de Dios”.
“Siente cada aliento como si fuese el único, en realidad lo es, cada aliento ocurre una sola vez y nunca sabemos si va a tener lugar el siguiente”.
Si fuésemos conscientes de ello y de que la respiración no sólo supone la entrada de oxígeno a nuestras células sino también la principal entrada de energía en nuestro organismo, quizás le prestaríamos la atención que se merece.
La respiración es lo más primario de la vida, según sea la calidad de nuestra respiración así será la calidad de nuestra vida. Tanto es así, que para los antiguos yoguis nuestra vida está marcada por un número determinado de respiraciones, de manera que cuanto más larga sea nuestra respiración, más larga será nuestra vida.

Desde el punto de vista fisiológico tiene todo el sentido ya que cuanto más larga es nuestra respiración más se calma nuestra mente por activación del sistema nervioso parasimpático y cuando éste se activa se activan los procesos de sanación en nuestro organismo y aumentan nuestras defensas.
El acto de respirar lo realizamos de manera inconsciente un promedio de 15 veces por minuto, con la práctica de yoga o de técnicas de respiración consciente podemos reducir ese número a 1 ó 2 veces por minuto.
Para que tu respiración sea larga y de calidad lo primero a tener en cuenta es realizarla siempre por la nariz.
Es en el interior de nuestras fosas nasales donde se filtra el aire de polvo o partículas nocivas para nuestros pulmones y se evita el paso de pequeños insectos gracias a las vellosidades.
Es también en las mucosas de la nariz donde se produce el calentamiento del aire excesivamente frío y donde quedan retenidas las partículas que las vellosidades no pudieron retener.
A través de las glándulas olfativas nuestro organismo nos avisa también de posibles amenazas, como gases venenosos, sustancias en descomposición… y nos ayuda a absorber el prana (la energía) del aire.
Al respirar por la nariz conseguimos también que el tiempo de la exhalación sea mayor, lo que va a hacer que nuestra mente se calme.
La respiración natural, armoniosa y libre de los bebés se va perdiendo a medida que van apareciendo tensiones físicas o emocionales. Estas contraen, a menudo de manera excesiva, el diafragma (músculo en forma de paracaídas que divide la cavidad torácica de la abdominal y que con su acción facilita la entrada de aire en los pulmones). Cuando decimos “tengo un nudo en el estómago” no es otra cosa que el diafragma contraído por alguna tensión que impide su movimiento libre. Esto provoca una respiración corta y rápida que va a activar el Sistema Nervioso Simpático y por tanto nuestro sistemas de alerta, liberando hormonas del estrés.
“Cada célula del cuerpo depende en última instancia del oxígeno. Sin oxígeno ninguna célula puede seguir viviendo más de un número reducido de minutos.
Si una célula recibe solamente el oxígeno necesario para mantenerse viva, pero no el suficiente para desarrollarse bien, su función decae. Cuando esto sucede con las células del tejido muscular duelen, cuando sucede con las del cerebro se produce una sensación de malestar emocional. Por el contrario, si las células del cuerpo y del cerebro reciben una cantidad abundante de oxígeno, este oxígeno aporta sentimientos de energía y de estados de ánimo óptimos”.
(Del libro La meditación como medicina).
Con la inhalación se produce además una estimulación de la circulación de la sangre (favoreciendo la llegada de nutrientes a nuestras células y los procesos de eliminación de residuos). Es por ello que al diafragma se le conoce también como el segundo corazón.
Otros efectos de una respiración consciente son la tonificación del sistema nervioso, incluidos los nervios periféricos y la limpieza directa de los pulmones (las respiraciones profundas y fuertes eliminan buena parte de desechos tóxicos y nocivos).
La respiración tiene también un efecto inmediato sobre nuestro estado de ánimo y sobre la reducción del dolor. Una de las mejores maneras para calmarse y escapar del miedo o de la ira es respirar profundamente.
La respiración es por tanto, la mayor y más barata herramienta que tenemos para nuestra salud, sería interesante darle el lugar que se merece.
Siempre que tengas oportunidad, para, inhala profundamente por la nariz y lleva la energía hacia arriba, haz una pequeña pausa y a continuación exhala de nuevo por los orificios de tu nariz. Esto te mantendrá calmado, centrado, relajado y en paz.
“La curación se produce en el espacio sagrado de la tranquilidad y la confianza, no el tumulto del miedo, la ira y el dolor “,
Visita nuestra tienda online
Ahora te llevamos todos los productos de nuestra tienda a casa. Materiales y accesorios para yoga, bazar, herboristería y parafarmacia.